José María Elespe: El que dibujaba en una baldosa
Jugó al fútbol en distintas expresiones, pero encontró su lugar en el de salón, donde fue el primer campeón en Mendoza con Regatas y también a nivel de selección en el Argentino de 1985. Ese mismo año fue el capitán de Argentina en el Mundial de España
16 noviembre, 2012 // Entrevistas // 10 Comentarios
Los que sostienen que el fútbol es el juego más barato del mundo, hacen notar que detrás de una pelota pueden correr un sinnúmero de chicos emulando a los famosos. Lo que tampoco importa mucho es sobre el terreno en que se pueda practicar. Así pasa por un cuidado césped, la tierra con toda su sencillez, la arena de la playa, el parquet o la clásica baldosa.
Lo único imprescindible es que haya un elemento esférico que ruede. El material va desde el papel, plástico o goma, sin olvidar aquella media rellena que rodaba por la vereda, que de tanto caer a la acequia con agua, servía como proyectil para el “hoyo pelota”, cuando las sombras de la noche iban cayendo y el desafío pasaba para la tarde del día siguiente.
Quinta Sección. Suroeste de la ciudad de Mendoza. Cuna de reconocidos músicos, artistas y también futbolistas. Ahí nació y creció José María, el hijo del “vasco” Elespe y doña Coca, los dueños de una de las últimas lecherías que el progreso desplazó. “Cara’e cuñao” dirían los muchachos del barrio, teniendo en cuenta el donaire y simpatía de las cuatro hermanas mayores de José. A saber: Silvia, Gloria, Betty y Dorita.
Una tarde con los pibes de la calle Vicente Gil. Otra contra los de la Huarpes. También había lugar para jugar algún partido con los de la calle Sobremonte y ahí el escenario pasaba a ser la plaza de Ejercicios -hoy Gimnasio Municipal
Nº 1- cambiando por el clásico espacio del Parque, frente mismo a los monoblocks de los periodistas.
Después, y cursando en el colegio de los Hermanos Maristas de avenida San Martín, la pasión futbolera de José hacía las tardes interminables, previo paso por las aulas, donde tomaba las clases de inglés. Un partido tras otro, hasta que el pibe delgado y menudito encaró para Belgrano y Castellani, de Godoy Cruz, precisamente la casa de Andes Talleres Sport Club.
-¿Cómo empezaste?
-Tenía 14 años y me quedaba cómodo el club Talleres. Además estaba Aroldo Cortenova al frente de las divisiones menores y con él trabajaban dos excelentes personas, Félix Scola y Felipe Rinaldi. Sabían lo que era tratar con juveniles. En esa séptima división me encontré con Mario Alfieri, los hermanos Valls. Mario Basso era el nueve y jugaba de delantero por afuera, preferiblemente por derecha.
-Tenía 14 años y me quedaba cómodo el club Talleres. Además estaba Aroldo Cortenova al frente de las divisiones menores y con él trabajaban dos excelentes personas, Félix Scola y Felipe Rinaldi. Sabían lo que era tratar con juveniles. En esa séptima división me encontré con Mario Alfieri, los hermanos Valls. Mario Basso era el nueve y jugaba de delantero por afuera, preferiblemente por derecha.
El paso de los años y los buenos equipos que integraba me fueron promoviendo, pero dada la cantidad de excelentes jugadores que había, no era fácil destacarse como para que a uno lo tuvieran en cuenta.
Por entonces aparece el fútbol de salón…
Desde muy chico fui socio de Regatas y nos juntábamos a jugar “fulbito” en la pista de baldosas ubicada entre las canchas de tenis y el quincho. A instancias de un señor “Gurí” Acevedo, un chileno que era uno más de ese grupo, empezamos a tomar parte de torneos de “Papi” fútbol que se fueron disputando alternativamente en los clubes Independencia, Agua y Energía, Unión Vecinal Dorrego y otros.
Desde muy chico fui socio de Regatas y nos juntábamos a jugar “fulbito” en la pista de baldosas ubicada entre las canchas de tenis y el quincho. A instancias de un señor “Gurí” Acevedo, un chileno que era uno más de ese grupo, empezamos a tomar parte de torneos de “Papi” fútbol que se fueron disputando alternativamente en los clubes Independencia, Agua y Energía, Unión Vecinal Dorrego y otros.
Era un grupo “polideportivo”, con Daniel Yenarópulos y Lulio Contreras que venían del handbol; Edgardo Garbín jugaba al tenis; Claudio Capezzone nadaba; Pablo Mahnic era remero y Rafael Mascaró era del básquet. También estaban Pipo Maimone y Adolfo Moullady.
En principio todo era por diversión, pero dado los buenos resultados, Acevedo organizó un torneo cuadrangular e invitó a Newell’s Old Boys de Rosario, que por esos tiempos eran capos en el fútbol de salón. La visita de los rosarinos tonificó a mucha gente, y con la llegada de reglamentos y demás documentación, tomó forma la Asociación Mendocina de Fútbol de Salón, con Luis Martín y “Gurí” Acevedo como líderes.
-Que fue todo un éxito.
-El premio principal que iba a tener el campeón era convertirse en la base de la selección nacional que participaría en el Mundial que se disputaría en España. Anduvimos muy bien y fuimos merecidísimos campeones. Así quedamos en la formación seleccionada, Edgardo Garbín, el “Beto” Lucero, “Fiti” Estrada y yo. Afuera, e injustificadamente, quedó Néstor “Nene” Fernández.
-El premio principal que iba a tener el campeón era convertirse en la base de la selección nacional que participaría en el Mundial que se disputaría en España. Anduvimos muy bien y fuimos merecidísimos campeones. Así quedamos en la formación seleccionada, Edgardo Garbín, el “Beto” Lucero, “Fiti” Estrada y yo. Afuera, e injustificadamente, quedó Néstor “Nene” Fernández.
-¿Eso fue lo máximo?
-A no dudarlo. Brasil potencia y con un fútbol de salón totalmente profesionalizado. España de local y Paraguay también potencia, podemos considerar nuestro cuarto puesto como muy honroso, máxime si se tiene en cuenta que Brasil nos ganó 12 a 0 en la fase clasificatoria. Lo maravilloso y espectacular fue el desarrollo de esa segunda edición a nivel mundialista, con tres sedes, Palma de Mallorca -donde jugamos nosotros- Valencia y Madrid.
-A no dudarlo. Brasil potencia y con un fútbol de salón totalmente profesionalizado. España de local y Paraguay también potencia, podemos considerar nuestro cuarto puesto como muy honroso, máxime si se tiene en cuenta que Brasil nos ganó 12 a 0 en la fase clasificatoria. Lo maravilloso y espectacular fue el desarrollo de esa segunda edición a nivel mundialista, con tres sedes, Palma de Mallorca -donde jugamos nosotros- Valencia y Madrid.
Fueron 14 días de competencia a puro avión, en medio de una organización superlativa y que por entonces ya despertaba el interés de FIFA, para copar la Federación Internacional de Fútbol de Salón.
“Cuando terminó el torneo, con un rosarino amigo aprovechamos y nos quedamos unos días más para conocer otras lindas ciudades europeas. Todo un sueño que se hizo realidad.
“Fue una experiencia valedera y Mendoza seguía siendo un referente de la disciplina. Andes Talleres campeón argentino de clubes, con Luis Torfe como técnico, inmediatamente promovido a la selección.
-Ahora con Andes Talleres
-En 1987, pasé a Talleres como refuerzo al mundial de clubes, que se disputó en Río de Janeiro, con los “conocidos de siempre”: Mario Basso y Adolfo Estrada. Además Omar Valls, Perico Pérez, Gelardi, Daniel Amores, Héctor Chica y Jorge Bernal.
“Otra vez a Brasil en 1988, a un sudamericano de clubes con Talleres y los chicos de la selección juvenil argentina. En Mendoza seguí jugando para Talleres, para volver a Regatas en 1993, cuando perdimos la final del Argentino frente a Buenos Aires. Hubo problemas con el campeón y fuimos nosotros a Paraguay, en el marco del torneo Sudamericano, edición 1994.
-Casi el final…
-Tuve una lesión fea en un tobillo de la cual me costó salir. Volví a Andes Talleres, pero no podía jugar a pleno y de a poco fui dejando. Por otro lado siempre tuve conciencia de que el paso del tiempo es implacable, por eso no acusé el impacto del ‘día después’.
-Tuve una lesión fea en un tobillo de la cual me costó salir. Volví a Andes Talleres, pero no podía jugar a pleno y de a poco fui dejando. Por otro lado siempre tuve conciencia de que el paso del tiempo es implacable, por eso no acusé el impacto del ‘día después’.
“Una vez, conversando el periodista con Mario Basso y Adolfo Estrada sobre la razón del cambio del fútbol en cancha de 70 por 110, al de espacio reducido, sostenían que una de las causales era que había que dedicarle algo menos en lo que hacía a tiempo y horarios, tanto de partidos y entrenamientos y otra -muy valedera por cierto- era que en el fútbol de salón había muchas posibilidades de conocer otros lugares, tanto del país como del extranjero”.
Y vaya si viajó por distintas latitudes José María Elespe. “Regalón” él, por ser el menor de cuatro hermanas, y después también de cuatro cuñados. Veloz y hábil en espacios reducidos.
Con ingenio y repentización en un juego que requiere creatividad y esfuerzo. Pero lo mejor de todo lo que conocemos de José María es su entrañable amor filial.
Por eso los días de sus cumpleaños -diez de febrero- homenajeaba a la mujer que le dio la vida con algún presente y así una vez “Coca”, estando en Mar del Plata de vacaciones, recibió un ramo de flores de su benjamín, que podía estar en lugares muy lejanos dándole a la pelota que no bota, siempre recordando a su madre.
Gentileza: Mas Deportes (Diario Los Andes)
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